La pasión por el vino de Francisco Gómez surgió desde muy joven, cuando trabajaba vendimiando en otros países. Su cercanía al campo y al proceso de elaboración del vino le hicieron soñar con tener su propia bodega. A su regreso a nuestro país, buscó un emplazamiento en una zona vinícola y lo encontró en Villena. En 1995 se hizo con los límites de la finca La Serrata y comenzó a ver su sueño hecho realidad. Fue ampliando este terreno con otras fincas colindantes hasta contar con la superficie actual de 3.500 hectáreas. En esta finca se ubicaba una antigua bodega del siglo XVIII. Comenzó trabajando la superficie de viñedo y olivar y terminó construyendo las instalaciones necesarias para elaborar sus primeros vinos.